Revolução Cubana! 1º janeiro 1959.
La Revolución Cubana es continuadora de la tradición de lucha del pueblo cubano. Para lograr este destino histórico fueron innumerables los obstáculos que tuvo de enfrentar la isla desde el siglo pasado.
Cuba fue la última colonia de España en América Latina, y se caracterizaba por ser un país de plantaciones azucareras explotadas con mano de obra esclava.
La sociedad esclavista cubana, era fuertemente apoyada por los estados esclavistas del sur de Norteamérica, en su pugna de intereses con los estados industriales del norte. Los primeros contaban con que Cuba se convirtiera en un estado esclavista más de la Unión.
El propósito de anexarse a la isla, fue siempre una fuerte aspiración de los dirigentes de Estados Unidos, desde los inicios mismos de esa República, expresada en reiteradas ocasiones por distintos gobernantes y hombres públicos, que han considerado históricamente a Latinoamérica y en especial a Cuba, como su traspatio.
En 1868 se inició la querra de independencia, liderada por patriotas cubanos que procedían de familias ricas, poseedoras de cultura política, relaciones, y recursos económicos. Sin embargo, la propia guerra arrastró a campesinos, artesanos y esclavos, estimulando el patriotismo en las masas de estudiantes, profesionales e intelectuales y en la población en general. El sentimiento nacional se hizo realidad concreta e irreversible en el propio fragor de la lucha contra el dominio de España.
Esta contienda que duró diez años, no logró la independencia. España, era una fuerte potencia, y aunque hubo desgaste de ambas partes, las enfermedades, los problemas organizativos y de dirección, sobre todo en la parte cubana, junto a situaciones de caudillismo, regionalismo y la falta de unidad en algunos frentes, contribuyeron a que no se lograra la victoria definitiva.
En estas condiciones se produjo el Pacto del Zanjón, que debilitaba la capacidad de lucha frente la metrópoli y constituía una claudicación por parte de algunos jefes, que agotados, confundidos y divididos, habían decidido un cese al fuego y una paz sin independencia.
Este hecho no obstante, tuvo una respuesta valiente y digna, las voces de varios patriotas liderados por Antonio Maceo de alzaron en la histórica Protesta de Baraguá, que se convirtió en símbolo de intransigencia revolucionaria y demostró la voluntad de continuar la lucha hasta lograr la verdadera independencia.
En 1879 estalló la Guerra Chiquita, que demostró que en los cubanos se mantenía el espíritu de lucha para lograr la independencia, pero las condiciones del momento eran muy desfavorables, las fuerzas estaban diezmadas, divididas, y era imprescindible la unidad de acción frente a un enemigo aún poderoso.
En 1886 se produjo la abolición de la esclavitud, consecuencia inevitable de la Guerra de los Diez Años y de otros factores externos que también influyeron.
En 1895, después de una ardua labor política y un largo proceso organizativo, bajo la guía de José Martí y el Partido Revolucionario Cubano por él fundado, se inició la nueva epopeya libertadora, la Guerra de independencia. Se debe señalar que por primera vez en la historia se había creado un partido para dirigir una contienda independentista.
En ese entonces, España continuaba siendo una de las principales potencias militares de Europa.
Esta vez la guerra estuvo encabezada desde el principio por representantes de capas humildes de la sociedad que habían ganado un prestigio indiscutible en el fragor de las batallas, tal es caso de Antonio Maceo, "El Titán de Bronce" quien junto al "Generalísimo" Máximo Gómez y un conjunto de nuevas generaciones de campesinos, obreros, artesanos e intelectuales, protagonizarían esta nueva gesta libertaria, que lograría extenderse por toda la isla con la indiscutible hazaña militar que constituyó la Invasión de Oriente hacia Occidente.
En 1898, España estaba exhausta, sin recursos ni energía para continuar la guerra. Los patriotas cubanos fueron dominando todo el campo y las comunicaciones interiores, la invasión hacia occidente había logrado su objetivo. Prestigiosos generales españoles habían sido derrotados a lo largo de esa contienda.
Fue precisamente a partir de ese momento en 1898, que se produjo la intervención militar norteamericana, después de haber intentado con España, en reiteradas ocasiones, la compra del territorio de Cuba. La explosión del Acorazado Maine, anclado en el Puerto de La Habana, fue el pretexto para la declaración de guerra por Estados Unidos.
La llamada Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, desde el principio tuvo para Estados Unidos el objetivo de apoderarse del territorio cubano, pero este no pudo lograrse como lo habían previsto, (con la anexión de la isla al vecino del norte), debido a que la lucha del pueblo cubano, había tenido una amplia repercusión en el ámbito mundial, y había despertado interés hasta en el propio territorio estadounidense.
La fórmula aplicada entonces por el Gobierno de EEUU., al no poderse anexar Cuba, fue la de concederle una independencia formal, mediatizada, el 20 de mayo de 1902, con un presidente entreguista, Tomás Estrada Palma, conocido por sus posiciones anexionistas, que respondía a los intereses norteamericanos.
Como consecuencia de ello surgieron en el país, las bases navales norteamericanas, y el apéndice constitucional denominado: Enmienda Platt, que entre otras cosas, daba a Estados Unidos el derecho a intervenir en Cuba, siempre que lo estimara conveniente.
Las inversiones de Estados Unidos en Cuba, que en 1896 ascendían a 50 millones de dólares, se elevaron a 160 en 1906, a 205 en 1911 y a 1200 en 1923, e incluían la propiedad de las tres cuartas partas de la industria azucarera.
La economía creció deformada y casi en absoluta dependencia de los intereses norteamericanos. El país se fue convirtiendo en un suministrador de azúcar a bajos precios, y en un mercado para los excedentes financieros y la producción agrícola e industrial de Estados Unidos.
La República mediatizada reeditó bajo formas nuevas la esclavitud ya abolida desde el 1886. Comenzó la inmigración de haitianos y jamaicanos.
La corrupción en su máxima expresión, se estableció como práctica en la administración pública. Los fondos que se debían invertir para obras públicas, educación y salud, eran malversados por el aparato administrativo, el Parlamento y el Poder Judicial, estos existían únicamente, para servir los intereses de los monopolistas yanquis y burgueses. La discriminación racial, la prostitución y el juego, florecieron en esa etapa.
La política exterior de Cuba se fraguaba en Washington, y las crisis económicas capitalistas influían en el país con una gran fuerza, debido a que los Estados Unidos hacían recaer sobre Cuba sus efectos devastadores.
En la década del 30, durante la tiranía machadista, la clase obrera dirigida por los comunistas, jugó un papel significativo en la lucha contra los males sociales y la dictadura de Gerardo Machado.
En agosto de 1933 fue derrocado el gobierno de Machado por el empuje de la huelga general revolucionaria.
Pero la Revolución del 30 se frustró con la intervención del Gobierno de Estados Unidos, mediante la llamada "Mediación" y la presencia de acorazados en las cercanías de Cuba. Producto de esa intervención, surgió un gobierno confuso. El descontento llegó a los cuarteles y el 4 de septiembre se produjo la sublevación de sargentos y soldados, del cual surgieron figuras como Fulgencio Batista Zaldívar
Se constituyó un gobierno provisional, de corte nacionalista con la activa participación de Antonio Guiteras como ministro de Gobernación de tendencia antimperialista. Comenzaron a instrumentarse algunas medidas progresistas, bajo amenazas y presiones de la máquina de guerra yanqui.
Con la complicidad de las clases reaccionarias y la traición y el deshonor de Fulgencio Batista, se frustró el proceso revolucionario, siendo aplastado con sangre y fuego.
En marzo de 1935 fue reprimida brutalmente la huelga general revolucionaria, y en mayo de ese mismo año, con el asesinato de Antonio Guiteras, se eliminó el último vestigio de resistencia armada.
Esta etapa de efervescencia revolucionaria, contribuyó a que fuera abolida la Enmienda Platt, ante el empuje de las masas populares. No obstante, se produjo una época de confusión, de incertidumbre. La economía mundial se iba recuperando gradualmente y el poder de Batista, se iba consolidando.
La división de las fuerzas revolucionarias que se produjo a partir de 1933, posibilitó la maniobra de los sectores más reaccionarios.
En el ámbito internacional, creció la contradicción entre el imperialismo norteamericano y la Alemania hitleriana, la poderosa corriente antifascista mundial y la política de los frentes populares, promovió algunas alianzas tácticas con la izquierda, sin que el régimen disminuyera su carácter inminentemente castrense, burgués y proimperialista.
En 1939 estalló la II Guerra Mundial. Los regímenes burgueses de Europa fueron incapaces de resistir. Sus ejércitos se rindieron ante las hordas hitlerianas y su enorme potencial industrial y su población, quedó en manos de los agresores. Sin embargo, el pueblo soviético resistió y enfrentó heroicamente el fascismo.
Cambió la correlación de fuerzas, nació el campo socialista y se abrió paso el movimiento revolucionario mundial, a partir de esa coyuntura histórica se liberaron del coloniaje decenas de países de Asia y África.
Estados Unidos, que había concluido la contienda con su poder industrial intacto, se constituyó en el baluarte de la reacción mundial, asumiendo el papel de gendarme internacional, e iniciándose una amplia política de alianzas militares contra el campo socialista que desató la carrera armamentista.
En 1944 triunfó la oposición a Batista, asumiendo la presidencia Ramón Grau San Martín, quien después de una elección en que había obtenido amplia mayoría, puso en práctica una política reaccionaria, y a partir del año 1946 se enfrentó a la dirección del movimiento sindical.
Este período coincidió con la guerra fría y el anticomunismo adquirió una virulencia inusitada.
En la administración pública, donde las recaudaciones habían aumentado por los precios relativamente altos del azúcar, el robo, la corrupción y la malversación, adquirieron cifras significativas.
En esta etapa surgió un movimiento de carácter cívico-político, dirigido por Eduardo Chivás, que capitalizó una gran parte del descontento nacional y arrastró a diferentes sectores del pueblo.
La democracia representativa y el parlamentarismo burgués demostraron ser incapaces de resolver los graves problemas del país, era necesario un movimiento de masas fuerte, que revirtiera la llamada República mediatizada.
Chivás muere el 16 de agosto de 1951, y el movimiento político fundado por él, que contó con gran apoyo popular, más tarde contribuiría en la lucha contra la tiranía batistiana.
La gran masa revolucionaria del período, carecía de una dirección correcta, era necesario aglutinar todo el potencial revolucionario existente.
Esa masa popular y revolucionaria, estaba compuesta por la pequeña burguesía y también por sectores humildes.
Pero fue precisamente en 1952, cuando irrumpió en la escena política, el fatídico golpe militar del 10 de marzo.
Fulgencio Batista, que se había alejado del poder en 1944 con una gran cantidad de millones de pesos, había dejado en los cuarteles el mismo ejército, que con incontables prebendas, lo había apoyado durante esos años.
Era el mismo ejército de la República, que habían creado los norteamericanos en la primera ocupación militar, el que encabezó el golpe de Estado.
El gobierno de turno desmoralizado, le resultó fácil de derrocar a Batista. Compuesto por malversadores, huyeron sin la menor resistencia, abandonando al pueblo a su suerte.
Los problemas sociales del país se habían visto agravados, como resultado del crecimiento de la población y el subdesarrollo.
Los partidos y líderes tradicionales eran incapaces de organizar una resistencia fuerte, que pudiera enfrentar a la dictadura militar reaccionaria.
Se habían producido divisiones y fricciones en el movimiento revolucionario, fundamentalmente por divergencias en las formas de lucha.
Más de seiscientos mil desempleados constituían la reserva laboral, la clase obrera era explotada, los males del analfabetismo, la insalubridad, la miseria, el juego, los vicios y los abusos, se imponían por todas partes.
El imperialismo dominaba la política nacional. El Partido Marxista-Leninista por sí solo, no contaba con medios, fuerzas, ni condiciones para llevar a cabo una insurrección armada.
Las condiciones objetivas para una Revolución, sí estaban dadas, había que valorar los factores subjetivos, y lograr una nueva estrategia revolucionaria.
Desde el triunfo de la Revolución de Octubre de 1917, hasta la lucha contra el fascismo en la década del 40, había comenzado a gestarse una conciencia política, en algunos sectores de la sociedad cubana de la época. Una generación de jóvenes revolucionarios, influidos por los libros, la literatura y por los acontecimientos históricos, interpretaron y aplicaron a las condiciones específicas del país, la doctrina de Marx, Engels y Lenin.
Adaptar a las características de Cuba la mezcla de sentimientos patrióticos, democráticos y progresistas, de pureza política, desinterés y abnegación, que existían en la totalidad de los que integraban la vanguardia revolucionaria.
En vísperas del asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, las condiciones sociales, económicas y políticas del país eran desastrosas. Así nacía el nuevo proceso revolucionario.
El Asalto al Cuartel Moncada no significó el triunfo de la Revolución Cubana en ese momento, pero trazó el programa de liberación nacional que contribuiría a la victoria definitiva del 1ro de enero de 1959. Sin el Moncada, no habría existido el Granma, la lucha en la Sierra Maestra y el triunfo definitivo, como tampoco habría historia revolucionaria sin las gestas independentistas del 1868 y del 1895, que mantuvieron en alto el sentimiento nacionalista y patriótico.
Después de 92 años del Grito de La Demajagua en 1868, Cuba era al fin dueña absoluta de su destino, no se había frustrado la Revolución.
En esta obra no sólo estuvo presente el Movimiento 26 de julio, también contribuyeron a ella el Partido Marxista-Leninista, que agrupaba a lo mejor de la clase obrera; y los combatientes del Directorio Revolucionario, que protagonizaron episodios heroicos, como el Ataque al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, y que participaron además, en la lucha insurreccional. Trabajadores, estudiantes y pueblo unidos fueron los protagonistas de esta epopeya.
Comenzaba una etapa completamente nueva en la historia de la patria, llegaba el momento de cumplir las promesas del Moncada
Fonte:
http://www.cip.cu/webcip/libros/rev_cubana/historia/sint-historica/rev-002.html